Julio López, es uno de los entrañables técnicos que tiene la Liga Tucumana, con la humildad que lo caracteriza fue forjando su camino desde abajo demostrando que la perseverancia y el esfuerzo son claves en todos los ámbitos de la vida, pero sobre todo en el fútbol. El técnico recibido en 2011 trabaja como sereno en la Secretaría de Educación desde 1991, en tanto que en sus tiempos libres hace unos pesos extras acomodando autos en una cochera céntrica.

Su historia en el fútbol comenzó hace 15 años cuando escuchó a sus amigos y decidió anotarse para hacer el curso de técnico para profesionalizar lo que a esa altura ya era su pasión. A partir de ahí, Julio, que siempre estuvo empapado de fútbol amateur, quedó expectante a que se realice su ingreso a la Liga Tucumana.

El que le abrió las puertas al fútbol tucumano fue Walter Meija que lo llevó a Amalia en 2011, marcando el inicio de una travesía que se caracterizó por estar llena de logros, sobre todo en las categorías formativas. En 2013, también en Amalia fue ayudante de campo de Primera junto a Rubén Duarte y celebraron el título del Torneo del Interior con el “villero”. Pero fue en 2014 cuando Julio se consolidó en la Liga Tucumana, logrando el primer campeonato de Amalia en Reserva al vencer a San Martín por penales. “Siempre digo que estuvimos en la época de gloria de Amalia, esos años fueron hermosos y lo coronamos con el ascenso”, agrega López.

Desde que empezó a dirigir en Liga Tucumana, el técnico nunca más se alejó de la pelota. “Yo digo que la Liga es profesional, para mí es un privilegio, un honor y no lo tomo como trabajo, lo disfruto, lo hago por gusto y sin pensar demasiado en lo económico, sí me gusta que mis profes cobren bien, porque es muy difícil vivir del fútbol, son contados con los dedos de la mano los que viven del fútbol y no todos tienen la suerte de tener otros ingresos”, advierte.

Luego de su paso por Amalia, la travesía de Julio continuó con experiencias en diferentes clubes como San Jorge y Jorge Newbery, donde cosechó éxitos en Reserva, y contribuyó al desarrollo de jóvenes talentos. En tanto que en 2022 se enfrentó quizás a su mejor desafío personal, al dirigir en la dura categoría B con Central Córdoba. “La ‘B’ es durísima, nosotros hicimos una buena campaña pero hay grandes equipos. El fútbol tucumano en todas sus categorías es muy competitivo”, explicó.

CAMPEÓN. En 2014 cuando Julio se consolidó en la Liga Tucumana, logrando el primer campeonato de Amalia en Reserva. LA GACETA / Ines Quinteros Orio

Además de sus hazañas en el terreno de juego, desde 2018, Julio se ha dedicado a la captación de talento para San Martín, demostrando su compromiso con el crecimiento del deporte en la región. “Para mí es un orgullo que un club como San Martín se haya fijado en nosotros, el trabajo lo hacemos con mi hermano (Walter) y siempre fuimos muy respetuosos con San Martín, jamás pensamos en llevarnos chicos a los clubes en los que estamos dirigiendo, siempre buscamos lo mejor para los clubes que nos abren las puertas”, enfatizó.

Lleva más de una década trabajando con planteles de Reserva y como ayudante de campo de Primera, pero no se desvive por ser la cabeza visible de los clubes. “Es una alegría trabajar con los chicos de Reserva, a veces digo que tengo muchos hijos y de ellos casi 300 fueron campeones, y que nunca se olvidan de vos. Van pasando los años, algunos siguen ligados al fútbol, otros no, pero siempre está el saludo afectuoso, el respeto, eso es muy lindo para mí”, responde al ser consultado por el tema.

Del mismo modo, anticipa que su modalidad de trabajo no cambiaría en el caso que le llegue la oportunidad. “Mi proyecto es siempre jugar con chicos, yo soy consciente que si me dan la dirección técnica de Primera, la base serán jugadores jóvenes. Estando en Reserva jamás se me pasaría por la cabeza pensar o querer que al técnico de Primera le vaya mal, por eso tengo buena relación con todos”, admitió.

En 2021, fue parte del equipo de Atlético Concepción, donde nuevamente saboreó el éxito al salir campeón en Reserva en la Copa Tucumán. Para Julio, el fútbol va más allá del trabajo; es una pasión que disfruta plenamente.

La historia de Julio López es un claro ejemplo que con determinación y dedicación, es posible surgir desde abajo y triunfar en cada faceta de la vida. Su recorrido en la Liga Tucumana y su compromiso con el desarrollo del fútbol local son ejemplos inspiradores para aquellos que sueñan con superar las adversidades y alcanzar el éxito, así como en parte del 2023; en el 2024 continuará ligado a Graneros, equipo con el que peleó el torneo de Reserva y fue subcampeón de Primera como ayudante de campo.